miércoles, 13 de julio de 2011

Un rato de paseo por Tarecuato

Tarecuato es la comunidad indígena más cercana a Jiquilpan, razón por la cual se comparten muchos rasgos organizativos y de la vida social, que aún se conservan en la ciudad. Las plazas públicas como medio de cohesión social, fiestas patronales durante todo el año, un fervor religioso que la modernidad no ha permeado del todo. Sin embargo, es conveniente mirar, más que las similitudes, las diferencias existentes, pues como bien se dice en la etnografía, es necesario colocarse en el lugar del otro, es de esta manera que surgen cuestiones interrogantes de suma importancia.
            La visita a Tarecuato se dio en principio en el sentido de visitar el monasterio franciscano del siglo XVIII y observar la vida diaria de un pueblo indígena, cercano en territorio pero alejadísimo en cosmovisión, no se trata de hablar sólo de la religión (que en términos prácticos es la misma, católica) sino de la manera en que esta es vista y cómo influye en la vida diaria y en el colectivo social.
            Al arribar al pueblo de Tarecuato, es evidente la hibridación entre el capitalismo y la organización comunitaria como un remanente de los tiempos prehispánicos. La plaza principal sirve como medio de unión de una sociedad que fluctúa entre aquel mundo perdido y el mundo moderno, donde lo mismo existe el capitalismo y las marcas registradas, una boutique al costado del monasterio, una farmacia similar al tiempo que se celebra a San Pedro como una alegoría del indigenismo, pues dicha celebración conserva ese carácter sincrético como herencia cultural (si se permite el término) de la conquista perpetrada hace más de quinientos años.
            Al llegar al monasterio ubicado a un costado de la plaza principal es evidente desde la fachada misma (compuesta por un arco) el sincretismo que ha permeado al catolicismo, pues dicho arco es una alegoría purépecha donde se ven presentes los elementos más distintivos de su cosmovisión como son las flores (que adornan cada rincón) y ciertos animales en una señal indudable de respeto a la naturaleza como madre dadora de vida. Al entrar en el atrio me doy cuenta de su magnitud, es un espacio abierto muy amplio y cuya función es la de aglutinar a toda la comunidad tanto en celebraciones religiosas (a San Francisco sobre todo) como en la toma de desiciones comunales, es por esto que la magnitud de dicho atrio representa el lugar idóneo y significativo por su carga sincrética.
            En el centro de dicho atrio existe una cruz que a primera vista luce sencilla pero al acercarse uno se da cuenta que es una cruz adornada en relieves, los cuales nos dan otra imagen sincrética pues existen los mismos elementos indígenas antes mencionados, además de que en sus dos costados existen relieves de personajes que pueden representar a sacerdotes o a guerreros indígenas.
            La entrada en la iglesia principal supone un encuentro más cercano con el sincretismo, existe una virgen vestida con el traje típico purépecha retabloes elaborados por manos indígenas que cumplen una función de resaltar su cosmovisión (además de la meramente ornamental) pues, como dije antes, se ven presentes siempre los elementos distintivos de las flores, en el altar cubierto con una manta purépecha y en general el templo adornado de sus elementos más representativos como el maíz, las semas, y por supuesto una gran diversidad de flores.
            El día de nuestra visita coincidió con la celebración de San Pedro, y casualmente una procesión al templo de dicho santo nos encontró caminando por las calles de Tarecuato, siguiendo a dicho santo con pasos en un principio dudosos pero que se llenaron de confianza al recibir la bienvenida de las personas que nos íbamos encontrando por el camino hasta llegar al templo de San Pedro. En el interior nuevamente encontramos elementos de un sincretismo muy marcado, las flores mencionadas que todo lo permean, hasta la vida misma, cantos en purépecha para el santo y un fervor religioso que se contagia.
            Las personas que acompañaban al santo nos invitaron a una casa de la comunidad donde se reunieron un buen número de hombres y mujeres indígenas de todas las edades para preparar el tradicional atole y pan (característico de la zona) así como del delicioso churipo (caldo de res y corundas) que por cuestiones de logística no alcanzamos a probar, en lo personal nunca me había encontrado en el corazón de una celebración puramente indígena, pero es algo que deja un sinnúmero de reflexiones tanto en su cosmovisión como en la necesidad de preservar esta tradición como medio de sustento cultural de un pueblo que poco a poco se ve permeado por la globalización, un pueblo golpeado por la modernidad, por la discriminación, que aunque no se quiera muchas veces ver, por desgracia es una práctica muy común en nuestro país.

Paseando un rato por Tarecuato

Tarecuato es la comunidad indígena más cercana a Jiquilpan, razón por la cual se comparten muchos rasgos organizativos y de la vida social, que aún se conservan en la ciudad. Las plazas públicas como medio de cohesión social, fiestas patronales durante todo el año, un fervor religioso que la modernidad no ha permeado del todo. Sin embargo, es conveniente mirar, más que las similitudes, las diferencias existentes, pues como bien se dice en la etnografía, es necesario colocarse en el lugar del otro, es de esta manera que surgen cuestiones interrogantes de suma importancia.
            La visita a Tarecuato se dio en principio en el sentido de visitar el monasterio franciscano del siglo XVIII y observar la vida diaria de un pueblo indígena, cercano en territorio pero alejadísimo en cosmovisión, no se trata de hablar sólo de la religión (que en términos prácticos es la misma, católica) sino de la manera en que esta es vista y cómo influye en la vida diaria y en el colectivo social.
            Al arribar al pueblo de Tarecuato, es evidente la hibridación entre el capitalismo y la organización comunitaria como un remanente de los tiempos prehispánicos. La plaza principal sirve como medio de unión de una sociedad que fluctúa entre aquel mundo perdido y el mundo moderno, donde lo mismo existe el capitalismo y las marcas registradas, una boutique al costado del monasterio, una farmacia similar al tiempo que se celebra a San Pedro como una alegoría del indigenismo, pues dicha celebración conserva ese carácter sincrético como herencia cultural (si se permite el término) de la conquista perpetrada hace más de quinientos años.
            Al llegar al monasterio ubicado a un costado de la plaza principal es evidente desde la fachada misma (compuesta por un arco) el sincretismo que ha permeado al catolicismo, pues dicho arco es una alegoría purépecha donde se ven presentes los elementos más distintivos de su cosmovisión como son las flores (que adornan cada rincón) y ciertos animales en una señal indudable de respeto a la naturaleza como madre dadora de vida. Al entrar en el atrio me doy cuenta de su magnitud, es un espacio abierto muy amplio y cuya función es la de aglutinar a toda la comunidad tanto en celebraciones religiosas (a San Francisco sobre todo) como en la toma de desiciones comunales, es por esto que la magnitud de dicho atrio representa el lugar idóneo y significativo por su carga sincrética.
            En el centro de dicho atrio existe una cruz que a primera vista luce sencilla pero al acercarse uno se da cuenta que es una cruz adornada en relieves, los cuales nos dan otra imagen sincrética pues existen los mismos elementos indígenas antes mencionados, además de que en sus dos costados existen relieves de personajes que pueden representar a sacerdotes o a guerreros indígenas.
            La entrada en la iglesia principal supone un encuentro más cercano con el sincretismo, existe una virgen vestida con el traje típico purépecha retabloes elaborados por manos indígenas que cumplen una función de resaltar su cosmovisión (además de la meramente ornamental) pues, como dije antes, se ven presentes siempre los elementos distintivos de las flores, en el altar cubierto con una manta purépecha y en general el templo adornado de sus elementos más representativos como el maíz, las semas, y por supuesto una gran diversidad de flores.
            El día de nuestra visita coincidió con la celebración de San Pedro, y casualmente una procesión al templo de dicho santo nos encontró caminando por las calles de Tarecuato, siguiendo a dicho santo con pasos en un principio dudosos pero que se llenaron de confianza al recibir la bienvenida de las personas que nos íbamos encontrando por el camino hasta llegar al templo de San Pedro. En el interior nuevamente encontramos elementos de un sincretismo muy marcado, las flores mencionadas que todo lo permean, hasta la vida misma, cantos en purépecha para el santo y un fervor religioso que se contagia.
            Las personas que acompañaban al santo nos invitaron a una casa de la comunidad donde se reunieron un buen número de hombres y mujeres indígenas de todas las edades para preparar el tradicional atole y pan (característico de la zona) así como del delicioso churipo (caldo de res y corundas) que por cuestiones de logística no alcanzamos a probar, en lo personal nunca me había encontrado en el corazón de una celebración puramente indígena, pero es algo que deja un sinnúmero de reflexiones tanto en su cosmovisión como en la necesidad de preservar esta tradición como medio de sustento cultural de un pueblo que poco a poco se ve permeado por la globalización, un pueblo golpeado por la modernidad, por la discriminación, que aunque no se quiera muchas veces ver, por desgracia es una práctica muy común en nuestro país.

martes, 30 de diciembre de 2008

Numero 2 Diciembre 2008


y para cerrar el año, el segundo numero del triptico, en este numero se habla del trabajo del director sueco Ingmar Bergman, del trabajo del artista mexicano Francisco Toledo y tambien un poco del panorama artistico en morelia y el colectivo Larva de artistas visuales.

ojala sea de su agrado.



Links de descarga:
http://d01.megashares.com/?d01=fb33a29

miércoles, 29 de octubre de 2008

Pausa

por motivos acadmemicos y falta de tiempo el proyyecto se suspende hasta diciembre cuando sera retomado con el segundo numero, mientras tanto visiten myspace.com/larvacolectivo un colectivo de artistas michoacanos estudiantes de artes visuales, un proyecto interesante en el cual me estare enfocando estos meses.

saludos

domingo, 17 de agosto de 2008

Numero 1 Agosto 2008


nace hoy este nuevo blog como proyecto alterno a Mente Vagabunda.



un pequeño triptico que nace como la respuesta a una necesidad de expresion, de soltar palabras y alojarlas donde otros puedan leerlas, el primer numero recoje un par de reseñas de peliculas que me han marcado de cierta forma y un pequeño poema, asi como algo, un poco de mi arte y bueno en proximos numeros ire cambiando la tematica del contenido, hablare de artistas, de obras, de un monton de cosas mas.

no soy bueno para esto de los preambulos asi que sin mas, les dejo el primer numero, ojala sea del agrado de algunos.

pd. el diseño es malo y todo eso, pero ya ire mejorando.

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